Marta Rojas
Marta Eugenia Rojas Porras (1950). Filóloga. Catedrática pensionada de la Universidad de Costa Rica.
En su poesía la temática femenina adquiere una dimensión protagónica. Dos hilos semánticos la recorren: la voluntad constante e inclaudicable de búsqueda y una visión esperanzadora que se articula desde lo íntimo, desde lo erótico, desde el deseo. Desde ese espacio, va adquiriendo dimensiones de un sujeto colectivo femenino marcado por una indagación que escudriña el pasado y sus relaciones. Su escritura está inserta en un debate ético que problematiza el doloroso y necesario proceso de reflexión de la mujer y sobre la mujer.
Poemarios
(1993, 1998). La sonrisa de Penélope y su costumbra del adiós. Editorial de la Universidad de Costa Rica.
(1996, 2005). Aposentos del deseo. Editorial de la Universidad de Costa Rica.
(2005). Habitar la casa del tesoro. Ediciones Perro Azul.
(2019). Destejiendo la intemperie. Ediciones Perro Azul.
(2019). Zárate desencadenada. Texto lírico dramático. Ediciones Perro Azul.
Publicaciones en revistas
(1998). “Oda a la muerte de mi madre”. Káñina. Revista de Artes y Letras, 22(3).
(2003). “Entre duelos y amaneceres”. Revista Nacional de Cultura, 46,
(2003). “Estela de fragancias y luces”. Revista Educación, 27(2).
(2003), “Como volver a casa”. Káñina. Revista de Artes y Letras, 27(2).
(2004). Entre recital y charla: El acto creador y unos apuntes sobre Penélope. Educación, 28(2).
(2020). Atunis Galaxi Poetry .
Antologías en las que publican su poesía
(1994). Indómitas voces. Las poetas de Costa Rica. Antología. Selección, prólogo y notas de Sonia Marta Mora y Flora Ovares. Editorial Mujeres.
(2006). Lunada poética. Poesía costarricense actual. Ediciones Andrómeda.
(2020). La palabra provocada. Antología poética costarricense. Instituto Cultural Iberoamericano.
(2020). Vivencias en tiempo de pandemia. Enlaza2.
(2020) El valor de la palabra. Antología poética. Ediciones Santoamor.
(2020), Los gritos de Medea: Violenci de género en la poesía feminista costarricense.
Antologadores: Luis Gustavo Lobo y Yordan Arroyo. Editorial Arboleda.
(2020). Antología en tiempos de COVID 2020. Antologadora Marlen Ramírez.
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Penélope
Si hay que decir adiós, se dice, se dice.
Si hay que llorar, se llora.
¡Todo tiene su tiempo!
Hoy,
con la aguja de mi reloj,
con las puntadas del esfuerzo,
el amor, los besos, con el hilo vivido,
tejo.
¡Este es mi tiempo!
Mañana,
con las mismas agujas,
con las mismas puntadas,
con el mismo hilo,
con toda mi voluntad,
mi pericia y mi cuidado,
tal vez, como Penélope, desteja.
De La sonrisa de Penélope y su costumbre del adiós (1993 y 1998, Editorial UCR)
En estos términos
Ya no lo amo.
Y he amado a muchos después de haberlo amado a él.
Y he amado en grande.
Pero si hubiera podido,
toda la vida lo habría amado a él.
De Aposentos del deseo (1996 y 2005, Editorial UCR)
Amado-amado
Mi amor está en llamas.
Arrebatado como esta estación de otoño.
Prendido de fuegos
que colorean mis poros de amarillos, rojos y naranjas.
Mi sed de ti
no se sacia con el jugoso melón
ni con el ácido de la naranja.
Quiero tu pie desnudo
sobre la alfombra de mis noches.
Quiero tu aliento
descifrando los anhelos de mi almohada.
Quiero que tus rayos se cuelen
hasta lo más profundo de mis bosques.
Te quiero a vos,
Amado-amado,
en toda tu plenitud,
caminando a mi lado
por rutas llenas de soles
y alboradas
y ocasos.
Te quiero conmigo,
Amado-amado.
De Habitar la casa del tesoro (2005, Editorial Perro Azul)
Fragmento
Coros
El hacinamiento de temores como telarañas en el jardín
silencian el vuelo de las abejas.
Subamos
a la cumbre de la piedra y, desde ahí, libremente,
remontémonos a las alturas... sin límites ni cadenas.
Cada uno de nosotros que desate su pavo real.
Cada una de nosotras que desate su pavo real.
Desatemos nuestro pavo real.
Como oropéndolas
construyamos nuestros nidos con hilos de oro,
y habitemos en las alturas, en plenitud al aire
y exposición al sol.
En nuestros huertos
cultivemos hierbas con el aroma de manzanilla y romero.
Sembremos jardines en campos abiertos.
Plantemos en ellos:
flores silvestres... llamas del bosque...
buganvilias... margaritas... jazmines ...
bailarinas... y toda rama que nos apetezca.
No olvidemos que cada especie tiene su estación para abrirse a la luz
y, con su fragancia, atraer al yigüirro, al quetzal o al colibrí.
“Todo tiene su tiempo” y “no se le pueden pedir peras al olmo” es sabiduría proverbial.
Por eso, desatemos, ya,
al pavo real con el que, por siglos,
hemos aprisionado nuestra dignidad.
De Zárate desencadenada (2019, Ediciones Perro Azul)
Mariposa
Yo, huevecillo,
en una hoja marchita, en invierno.
Sangre fría en escarcha.
Cuando el calor irrumpe
en eclosión de oruga soy incubada.
Mi hambre, en su voracidad, hiere la hoja-útero.
El precio de mi crecimiento es su casi exterminio.
Me envuelvo en la crisálida.
Repetidamente mudo la piel.
En la escuela juego,
en el colegio descubro el deseo.
La falda corta libera mi cuerpo.
Reconozco en mi jardín la redondez del tiempo.
Mis sueños rompen el silencio.
Soy aprendiz de madre, adolescente, divorciada.
El vértigo me asecha.
El aposento vacío me atrapa.
Destejer este capullo fortalece mi abrazo.
Reinos depredadores perecen ante mi muralla.
En imago, emerjo con vuelo suave.
Mis alas se fortalecen.
Invento acrobacias.
Me rebelo a los encierros.
Danzo en jardines abiertos.
Con lengua espirada libo néctares y seduzco frutos.
De flor en flor penetro quimeras.
Con olfato atento escudriño bosques.
En el jardín, una luz iridiscente,
en tornasoles,
colorea mis horas.
De Destejiendo la intemperie (1919, Ediciones Perro Azul)